Soy de esas personas que -por lo general- no da la impresión de ser muy amigable. Creen que soy muy seria o muy difícil de tratar (#poresoeresoltera). Para ese tipo de personas que se consideran introvertidas aunque sea por ratos, esas que creen que la gente extrovertida y amigable les absorbe toda la energía de vez en cuando, la idea de “hacer networking” de nada más leerla ya les parece desgastante.
Lo confieso, no se hacer networking. No en el sentido tradicional y soy de esas que se sienten agotadas nada más de pensar en ir a un evento exclusivamente con ese fin. Sin embargo, me gusta conocer gente y, por una mala broma del universo, me dedico a las relaciones públicas (y ME ENCANTA) porque me gusta ayudar.
Afortunadamente los medios digitales y el teléfono ahora nos facilitan la vida a esos que no damos una buena primera impresión, nos ayuda a establecer una conexión con las personas sin que nos vean primero. Porque admitamos que por mucho activismo que se haga, seguimos juzgando por la primera impresión y únicamente tendremos la oportunidad de una segunda o una tercera si alguien te recomienda, alguien te lee o establecen una conexión previa en otros canales (redes sociales, WhatsApp, teléfono, etc). En mi experiencia, hay tres cosas que puedes hacer y que funcionan para establecer esa primera conexión:
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